Una de las canciones más reconocibles de Sepultura de Brasil es Roots Bloody Roots de 1996. Una declaración cultural sobre el trife social entre los diferentes grupos presentes en el país habló con la nativa de formación clásica Bruna Wanderley, quien tomó su violonchelo para crear una nueva interpretación de la canción clásica. Ella habla del significado detrás de la pista:
“Hace veintiséis años, Roots Bloody Roots abogó por la preservación de la diversidad cultural brasileña. Hoy, la característica revisión de Kapitur de la canción gira en torno a la alienación histórica de la gente común considerada diferente, las raíces sangrientas de nosotros, los extraños. Se aferra a la lucha de encontrarse ajeno a las culturas de origen y de adopción, al continuo asesinato y colonización sufrido por muchos en una tierra que fue suya durante siglos; desde la intolerancia inmigrante, racial y religiosa hasta la angustia alienígena global y moderna que sufren los afrodescendientes y su relación con una patria inaccesible. Roots Bloody Roots se trata de ti, o de alguien a quien conoces y te importa”.
Tanto en el sencillo como en el video, Wanderley toma el centro del escenario, sus fuertes guturales complementan las notas enojadas y gruesas del violonchelo. La versión de Kapitur de la canción mantiene toda la potencia y agresividad que tiene la original, tocando el instrumento clásico con tanta intensidad como el resto de instrumentos interpretados por Sam Neumann (batería), Bruno Coe (bajo) y Zach Dean. (guitarras).
Wanderley es la compositora principal de la banda y ha sido influenciada por el rock progresivo y el death metal y, más recientemente, por la música experimental y drone. Pesada y etérea, la música de Kapitur se recomienda para los fanáticos de Opeth, modern Swans, and Godspeed! You Black Emperor.
La artista y multiinstrumentista Bruna Wanderley se basa en una vida joven en Brasil, viviendo en un ambiente de violencia, miedo y belleza contrastante. Crecer en un entorno evangélico conservador la ha llevado a burlarse de los límites más queridos de su familia y, desde su llegada en solitario a la infamemente libertina Montreal en 2015, ha actuado y grabado activamente como violonchelista en una amplia gama de contextos. Bajo su más reciente grupo influenciado por el metal, Kapitur, compone, canta, interpreta voces guturales y toca el violonchelo. La percusión inquebrantable de Sam Neumann presenta un fuerte contraste con sus líneas vocales y de violonchelo sin ataduras. La música está llena de paisajes sonoros, martilleantes repeticiones, con una cacofonía sombría seguida de melodías celestiales. Puede ser pesado, etéreo, cálido, triste y atmosférico como un apocalipsis lento.
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